27 marzo 2015

Vientos de la Feria del Libro en Puerto Padre


Por: Jorge Luís Peña Reyes el 26 de Marzo de 2015.


Leer cobra por estos días el mayor desafío para los públicos de toda Cuba, ya que la Feria del libro transita por la última etapa en su periplo desde que iniciara el mes de febrero en la fortaleza militar habanera Morro Cabaña.

Del primero al cinco de abril transcurrirá en Las Tunas y Puerto Padre esta celebración; para ello los almacenes de las librerías Ismaelillo y Curro Barrera de La Villa Azul cuentan con una discreta provisión que incluye los dos tomos del Diccionario básico escolar, la guía oficial de Beisbol, La Edad de Oro de José Martí y atractivos títulos para niños y jóvenes, aunque con pocos ejemplares, procedentes de las casas editoras: Oriente, Gente Nueva, Letras cubanas y Sanlope.

Aunque esta celebración seguirá honrando a la cultura de la nación india, al investigador de la música cubana Leonardo Acosta y a la historiadora Olga Portuondo; en Puerto Padre la Feria se dedicará al escritor Ernesto Carralero Bosch, historiador de la Ciudad que tiene en su quehacer dieciséis libros tanto de investigación histórica como de crónicas, novela y literatura para niños.

Ernesto Carralero es fundador de los talleres literarios de Chaparra en 1973 y Carlos Enríquez, en Puerto Padre, y es uno de los autores más importantes no solo como asesor literario, promotor y defensor de la cultura local, sino como estímulo y permanente consulta para los que se inician en las letras del territorio, además de haber sido presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) desde su fundación en 1987 hasta 2003. Es hoy vicepresidente de esta vanguardia artística.

El movimiento literario puertopadrense acumula más de ciento cincuenta títulos en todos los géneros literarios tanto de escritores que permanecen radicados en la localidad como de aquellos que viven lejos de Puerto Padre y que han tenido logros notables como Pablo Armando Fernández, Ernesto Santana, Waldo González, Rafael Carralero, Floirán González, entre otros.

Las Ferias en los municipios de interior del país, pese a todos los esfuerzos que se realizan, no logran a juzgar por la situación en Puerto Padre, la brillantez que tuvo en el período 2003- 2006, tiempos en que contaba con mayor confrontación de autores visitantes y durante las cuales el hecho cultural era más extenso e incluía galas, sesiones teóricas y tertulias en apoyo a la comercialización de textos y promoción de autores.

Hasta la fecha la cantidad de ejemplares enviados no satisface la demanda de los lectores puertopadrenses para los tres días previstos, y aunque hay una muestra representativa de los principales títulos de esta celebración nacional, los mecanismos de entrega desde el nivel nacional no son todo lo eficaces en comparación con el período mencionado y la distribución provincial no es del todo equitativa para un municipio que destaca en el país por ser pionero de esta celebración en mayo de 1953 y por tener uno de los más robustos públicos lectores de Cuba. Esperamos que durante la celebración continúe el abasto de libros para su comercialización.

La Feria en Puerto Padre espera recibir invitados foráneos de la talla de Yanelis Encinosa coordinadora de la Revista Annios y presidenta de literatura de la Asociación Nacional Hermanos Saíz , junto a una delegación de escritores provenientes de Las Tunas, quienes compartirán el programa con los del patio, precisó Yoannis Martínez Gómez coordinadora de esta fiesta del libro en Puerto Padre.
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20 marzo 2015

Para qué sirve la poesía?



Por: Jorge Luís Peña Reyes

La poesía es el acto de desnudar la palabra de todo ropaje soez. Es convertir el vocablo en universo, repartirlo y extenderlo más allá de la gramática habitual.

Las palabras se dañan con la rusticidad de lo cotidiano, quedan restringidas a la utilidad de definir y convocar. Solo la poesía es capaz de dinamitar su estrechez e incorporarle las alas con que nacieron en aquel primer deslumbramiento del hombre, cuando era preciso nombrar lo tangible y lo inmaterial. Si esa arquitectura que es el poema no existiera, entonces la música se bastaría para recordarle a la humanidad su capacidad de inquietarse ante el hecho creativo. Así, la poesía  incluye ese componente armónico y vital para la danza de los cuerpos con su  cadencia genésica ya olvidada, y el baile: su hijo menor, es cada día más rápido y menos sensual.

La poesía ha perdido el atractivo en un mundo de mercado porque el hombre moderno evita sensibilizarse, hacerse débil, enfrentarse cara a cara con su alma y evade cualquier instante para dialogar en su vacío, por eso prefiere del cine, el golpe inesperado, la sordidez de las historias de suspenso, la ilación de una conducta ajena que exprese su libertad en expansión.

No así la poesía que  exige  entrega, creación conjunta con el poeta, intimidad y sobre todo le pide una cuota de honestidad para hacer posible el diálogo.

Queda la poesía a veces limitada al cortejo, al interés por conquistar al semejante y es ahí cuando el ser humano que casi nunca intenta expresar su singular debilidad, pide prestado al poeta aquel trozo de  vida,  válido para retratar el conflicto propio del autor y eficaz para servir  con el mismo propósito e intensidad a generaciones sucesivas.

Cuando se logra la posesión, la poesía deja de ser ese instrumento que valió para la  conquista y se enmohece en el librero o en el ejercicio diario, pese a su utilidad de inquietar el espíritu. 

No ha podido el ser  humano descubrir que la propaganda se vale de ella, para reducirlo a un animal que consume sin equilibrios, como si la humanidad hubiera involucionado a una etapa inferior, hasta convertirse en una maquinaria voraz que necesita constantemente despojarse de su condición solidaria.

La poesía no es una novia plagada de remilgos, es un extraño animal de fuerza propia que si le saben besar produce cánticos, que si le saben espolear genera ansias.

La poesía  saja, resucita, hunde, anima, escruta, devuelve, posee, porque tal es su naturaleza mística.

El poeta que en otro tiempo gobernaba por su virtuosismo, por traer ante el auditorio la belleza de la creación y el vuelo de la palabra, ahora es un animal solitario que construye desde una experiencia subversiva, con la fe de que alguien comprenda su no pertenencia a estos tiempos. Y le perdone o lo estime.
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El Octosílabo de fiesta



Por: Jorge Luis Peña Reyes

Una de las instituciones culturales de mayor relevancia en Puerto Padre es sin dudas el Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel Cucalambé, fundado el 26 de febrero de 1993 por un conjunto de creadores, en la casa de la escritora Reina Esperanza Cruz Hernández y liderado todavía por el poeta Renael González Batista, bajo la sola condición de  reconocer la décima, admirarla y cultivarla  en sus múltiples  variantes.
Así surgió el heterogéneo grupo que incluyó a literatos, repentistas, músicos, pintores y hasta admiradores de la estrofa nacional.
Pronto, el grupo adquirió dimensiones internacionales al incluir en sus filas representantes de un grupo de países de habla hispana y gracias a la gestión permanente de Renael González, gestor del Concurso Villa Azul, que convocado en una ocasión a nivel internacional tuvo excelente acogida en Cuba y el extranjero.
Luego vendría la sostenida correspondencia con un grupo de poetas que prestigiaron con su membresía la asociación.
El Indio Naborí, Pedro Péglez, Luis Rodríguez Almaguer(El Chino Velazqueño).
Alrededor de 80 integrantes conforman la nómina actual, con presencia  de autores de casi todas las provincias del país y de naciones como México, España, Chile, los Estados Unidos, Perú y Colombia.
Muchos otros importantes poetas tuvieron intenso diálogo con el grupo Espinel Cucalambé que entre otros valores incluye  a Renael González, considerado por especialistas, uno de los autores  más notables  del entramado poético nacional y sobre todo desde su apuesta por la décima, donde realizó y realiza sus mayores aportes.
Desde su libro Sobre la tela del viento, premiado con el Heredia en 1973, su obra decimística trascendió el paisajismo de esos años para convertirse en depósito de otras inquietudes temáticas.

Su poema Tu mirada fe musicalizada en la dácada del 70  por su sobrino José Antonio  Rodríguez González cuando era el cantante principal del grupo Moncada y es a mi juicio   la estrofa octosilábica romántica más popular de la cancionística cubana, tanto dentro como fuera del país.
De ahí su sacerdocio por fomentar en las generaciones más jóvenes el amor por la estrofa nacional. 
Bajo su sombra aparecieron los más diversos proyectos y es indiscutible que la mayor beneficiada fue la espinela, las tradicionales Jornadas Cucalambeanas, y la cultura puertopadrense debido al aporte de sus autores.
Hoy es rarísimo en Puerto Padre que surjan poetas cuyo primer contacto  no haya sido el molde cucalambeano.
Además de su valor intrínseco de cubanía, la estructura octosilábica, le aporta a los noveles herramientas literarias imprescindibles como la economía de recursos y la experiencia de ceñirse a universos limitados para desde allí elaborar un discurso coherente y novedoso.
Existe un conjunto de publicaciones de índole promocional, así como  libros y antologías que evidencian el desarrollo de los villazulinos en el cultivo de la estrofa de los diez versos. 
Como institución cultural El Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel Cucalambé merece por sus resultados la adecuada atención y apoyo para continuar y fortalecer la labor comunitaria que constituye hoy el corazón mismo de este conglomerado creativo. A esta altura ya debía contar con una sede social que logre desde una mejor organización y autonomía  mayor proyección en su gestión de promover la cultura desde esta humilde guajira instalada por derecho propio en las más exigentes plazas de la realeza literaria internacional.

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